José Ignacio Benito interviene en la I Jornada de Atención temprana del niño/a con deficiencia auditiva en CyL

 

José Ignacio Benito Orejas, el que fue ORL Coordinador del Programa de Hipoacusia Infantil en el Hospital Clínico Universitario de Valladolid, disertó en la I Jornada de Atención Temprana del niño/a con deficiencia auditiva en CyL, organizada por FAPAS CyL, sobre la detección y la identificación precoz de la hipoacusia congénita.

El especialista calificó de “sueño cumplido” la posibilidad de realizar un diagnóstico precoz de la sordera en recién nacidos y “han sido los avances tecnológicos y el mejor conocimiento de la vía auditiva los que lo han hecho posible”, apostilló.

El foniatra explico los niveles de prevención de las enfermedades en medicina: prevención primaria, “que busca evitar la enfermedad (las vacunaciones, los cuidados durante el embarazo…)”. Una prevención secundaria que va dirigida a detectar la enfermedad lo antes posible, “antes de que se manifieste clínicamente”, y, finalmente, una terciaria, “que pretende paliar los efectos cuando ya se han revelado”.

En lo relativo a la Atención temprana se enmarca dentro de la prevención secundaria “que se lleva a cabo mediante programas de cribado, que son procedimientos diseñados para detectar precozmente a los individuos sanos de los potencialmente enfermos”.  Para poder aceptar la necesidad de un cribado, además, “se deben cumplir una serie de requisitos por parte de la patología y de la prueba a realizar: la enfermedad debe ser grave, importante, con posibilidad de diagnóstico y tratamientos y, a su vez, la prueba de detección debe ser eficaz, económica y fiable”, apuntó. Y es que “si no se cumplen estos criterios, el cribado no será útil”.

Globalmente hablando se trata de tres por cada mil recién nacidos con problemas de audición, “que vienen a ser en nuestra área de salud, aquí en Valladolid, de unos cuatro o cinco niños al año, la mayor parte, con padres oyentes”, añadió el especialista.

Recordando la antecedentes de la detención precoz de la hipoacusia neonatal nombró al Joint Commitee on Infant Hearing que la lleva conduciendo desde 1969 y está integrada por la academia de pediatría, de enfermería, y “se ha encargado de realizar recomendaciones para este examen neonatal del recién nacido”. En España desde 1993 la Comisión para la Detección Precoz de la Hipoacusia, la CODEPEH, “ha sido la encargada de estas recomendaciones” y añadió que “en 2004 se encargan del programa de detección precoz infantil en nuestra comunidad y se pone en marcha en cuatro hospitales”.

Los objetivos marcados por el programa son claros, como enumeró el especialista: “detección, en el primer mes, diagnóstico audiológico en los tres primeros meses e inicio de la intervención entre los tres y seis meses”. Para lograr así que “los niños sordos o con problemas de audición alcancen la mejor competencia posible a nivel de lenguaje, de comunicación oral, signada o mixta y de bienestar social”, remarcó.

El proceso asume también que con independencia del resultado del cribado “se monitorizará permanentemente en atención primaria a los niños, y los que tengan sospecha o no pasen el estudio del lenguaje deberán ser sometidos a estudios más especializados”, aclaró Benito y añadió que tiene que quedar claro que este programa “no es únicamente una prueba, sino que conlleva un enfoque multidisciplinar de expertos en distintas especialidades, audiología, médicos, técnicos, que precisa de una infraestructura y de una serie de procesos”.

El siguiente paso es el diagnóstico etiológico que debe ser realizado “por personal experto, en valoración audiológica infantil, en el menor tiempo posible, con acceso a todo el equipo que se considere necesario, y debe ir, por supuesto, precedida de la historia clínica, de la exploración del oído, de la exploración del niño en general”, reconoció. Y es que “la evaluación audiológica infantil requiere no solo del seguimiento de las mejores prácticas, sino también de tiempo, espacio, de habilidad, de equipos, de protocolos apropiados y de, por supuesto, muchísima paciencia”.

Para finalizar señaló como puntos clave que “la prueba de cribado no es un pasa-no pasa, sino que conlleva, otros muchos elementos”. Que la evaluación de la audición y del desarrollo del lenguaje “no termina con el cribado, sino que se prolonga durante toda la edad pediátrica”. Que la norma “no es siempre útil. En los frecuentes casos excepcionales, a veces el diagnóstico precoz y el seguimiento de la hipoacusia neonatal  resultan complejos” y reconoció que el cribado y el diagnostico precoz “de nada servirían” si no se uniera a esa atención temprana.

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